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  Historia.
 

LLEGA EL FUTBOL A CORDOBA

En 1947, el Fútbol Argentino tuvo su primera Historia orgánica. La condenso en un libro, Alfonso Rey, Uruguayo con medio siglo en Buenos Aires.

Rey, de frondosa trayectoria periodística, afincado luego en Río Ceballos, supo buscar encomendado por aquella vieja e histórica revista "Estadio" (dirigida por Nilo Neder), los inicios y el arribo del fútbol a Córdoba. De esta forma relataba: "El fútbol llegó a Córdoba a bordo de un convoy arrastrado por una resoplante y enguirnalada locomotora a vapor, el 13 de abril de 1870. Era el primer tren que arribaba a la provincia y el acontecimiento que significaba la inauguración del servicio, iba a ser celebrado solemnemente  por las autoridades. Corría entonces la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento y una fiebre de progreso sacudía al país, aventando la modorra.

Nadie, empero, entre algazara general advirtió que en el equipaje del transporte llegaba, plegada y modesta, una pelota de fútbol, deporte que con el tiempo haría tanta bulla como el novedoso tren. La traían los jóvenes empleados ingleses del Ferrocarril Central Córdoba para seguir practicando aquí su juego favorito.

Dos años antes, en la capital federal, el 23 de junio de 1868 se había  jugado el primer partido de fútbol de la historia del país,  entre un par de equipos integrados por socios del Buenos Aires Foot-ball Club, todos Ingleses.

Pero volvamos a los inicios del fútbol en Córdoba: en 1870 los empleados del Central Córdoba se afincan en las vecindades del Río Suquía, donde también están las oficinas de la empresa. En los días feriados inflan a pulmón la pelota traída a escondidas de Inglaterra (la introducción legal de los elementos deportivos al país se produce recién el 1886) y practican el juego en los baldíos del Bajo Gral. Paz.

La gente que los veía jugar se escandalizaba al verlos en pantalones cortos y pecho descubierto. Los mas benévolos opinaban que se trataba de "chiflados". Pero, los muchachos atraídos por la diversión comienzan a imitarlos con diminutas pelotas de trapos o  bollos de papel. Poco a poco crece el numero de empleados ferroviarios afectos al fútbol, hasta que en 1882 deciden la fundación del Córdoba Atlethic, estableciendo su cancha junto a la primitiva, en las calles Larrea y Paso, siempre en General Paz. Y fue este el primer club de Córdoba. El fervor de aquellos muchachos termina por triunfar y comienza a difundirse entre estos, a través de la organización de amistosos. Esta es la prehistoria del juego en Córdoba. La historia comienza alrededor de 1905, cuando los estudiantes del Montserrat de la escuela de Agronomía y los universitarios de medicina, espectadores de la "cancha de los ingleses"  deciden fundar sus clubes y aparejan sus canchas.

Desde entonces, el fútbol se difundía por toda la provincia. Domingo F. Sarmiento, al disponer de aquella línea de ferrocarril, dio a Córdoba sin saberlo, la posibilidad de jugar a la pelota. Aunque los jugadores fueran unos ingleses locos".

LA FUNDACION DEL C.A.B

Un 19 de marzo de 1905 un grupo de chiquilines fundaba el Club General Belgrano Esos purrentes de la Córdoba de antaño, según dice la leyenda, jugaban en un potrero que habían institucionalizado en la calle Caseros al 600.

En ese lugar el doctor A. Orgaz, primer presidente del club con solo 14 años, se prendía en los picados que solo terminaban con la muerte del sol. Los colores de la vestimenta fueron elegidos por la madre de unos de los chicos que compartía aquella barra de amigos. La señora de Lazcano propuso que la indumentaria a utilizar fuese similar a la de los colores de la bandera creada por Belgrano. Así, el primer equipo lució con una camiseta celeste, pantalón blanco y medias celestes. Luego se utilizó el pantalón oscuro.
En  1929 se le otorga la personería jurídica adquiriendo de esa manera el estatus de entidad civil.
Sus primeras figuras fueron Ignacio Romero, Ricardo Lazcano y Nicolás Infante.

LA PRIMER GRAN CAMPAÑA

 

Casi cuando expiraban los años 20, en 1929 para ser mas precisos, Belgrano se consagró Campeón de un tornero Oficial, logro al que no accedía desde los inicios de la década. Fueron largos años en los que la suerte gambeteó las filas celestes, y si bien las campañas cumplidas alcanzaron grados satisfactorios, en las bocas quedaba el gusto amargo de tantas vueltas olímpicas frustradas. Pero, llegó el anhelado tiempo de revancha. A partir de 1929  Belgrano pudo  resarcir a su nutrida parcialidad con una producción espectacular: 7 galardones en 8 años, hazaña sin parangón hasta entonces.

El 17 de marzo de 1929, con el pretexto de inaugurar su estadio de fútbol, (recientemente remodelado) Belgrano enfrento a una poderosa visita: Estudiantes de la Plata. El resultado no fue para  nada halagüeño  dado que cayo derrotado por  5 a 2. Si bien la goleada sobrevino en los 15 minutos finales, el panorama no era para nada alentador, y pocos hinchas acariciaban la esperanza de campeonar ese años. Si embargo, al cabo de 16  partidos disputadisimos, Belgrano no sentó supremacías  y se reencontró con una vieja y esquiva amiga: la corona de campeón.

El plantel, a la postre histórico, estuvo integrado entre otros por: Ignacio Romero (capitán), Fernando Forte, Nicolás Infante, Ricardo Lascano, Domingo Rocco, Julio Murúa, Salvador Cavarra, Dante Nieri y Emilio Mocatti. Como técnico se desempeño el señor Juan Neuwrith, hombre que le daba gran importancia al físico del jugador.

Las estadísticas señalan que en el campeonato, Belgrano ganó 11 encuentros, empato 3 y perdió 2, marcó 44 goles y les convirtieron 27. Su goleador fue Nicolás Infante, con 15 tantos, a sólo uno del goleador del torneo. Ese año triunfal, halló como presidente de la institución a Salvador Martínez.



EL PRIMER CLASICO 


Tan solo una año atrás se había fundado el Club Atlético Talleres Central Córdoba, y había sido aceptada su afiliación en la federación Cordobesa de Fútbol. El día 17 de mayo de 1914 la flamante institución debía presentarse ante el público Cordobés en lo que seria su primer partido oficial. El rival que marcaba el fixture para la primera fecha era Belgrano, la escuadra de barrio Alberdi que gozaba de un importante prestigio en el fútbol local. El encuentro se disputó en terreno de Belgrano, atrajo una gran cantidad de espectadores que estaban dispuestos a seguir el derrotero de ambos clubes, los que contaban con grandes posibilidades de realizar una importante campaña.

Pero el numeroso publico que se dio cita en las inmediaciones del barrio Clínicas no pudo disfrutar de los noventa minutos  que estaban dispuestos a ver, ya que aquel que se presagiaba como encuentro de características poco comunes dentro de la competencia local, tan solo duró "cuatro minutos". 

Sucedió, que cuando aún no se habían jugado los primero cinco minutos de juego, el conjunto celeste llega al gol por intermedio de Lezcano. El juez del encuentro - Sr. Job de la Zerda quien también era el presidente de la federación - convalidó la conquista, ante la protesta de los jugadores visitantes, quienes entendían  que el delantero celeste estaba en posición adelantada cuando anotó para su equipo. Tras una batahola de consideración, en la que intervinieron jugadores y simpatizantes del Atlético Talleres Central Córdoba, los jugadores que entonces defendían los colores morado y blanco decidieron abandonar el terreno de juego, para días después autoexcluirse de la Federación.

Los equipos afrontaron ese breve encuentro de la siguiente manera:

Belgrano: Sala; Pacheco y Unamungazaga; Pereira, Lazcano  y Lutri; Barabraham, Figueroa, José Lezacano, Ompret y Ortega.

Talleres: Forelli; Adrade y Ledesma; Carabajal, Salvatelli y Miguel Ferreyra; T. Ferreyra, Ríos, Martinez, Puymale y Ríos.

Arbitro: Job de la Zerda

Gol: José Lazcano (4' ).



HISTORIA DEL CLASICO


Jugaron  381 del superclásico scordobés, que comenzó allá por el 17 de mayo de 1914 con la victoria inconclusa de Belgrano, 1 a 0 sobre Central Córdoba (antiguo nombre de Talleres).

Historial: Jugaron 380 veces entre partidos de la Unión Cordobesa, Asociación Cordobesa, AFA, Nacionales, Regionales, Primera División y B Nacional. Belgrano ganó 138 veces, Talleres 131 y empataron 111.

Los que más jugaron: Arturo Lutri (Belgrano), 50 clásicos, del 17/5/14 al 13/6/26. Domingo Bertolino (Talleres), 68 clásicos, del 8/3/31 al 9/9/45.

Arqueros de 20 clásicos o más: Sergio García (Belgrano): 37 partidos, entre 1952 y 1965. Alfonso Paolucci (Talleres): 51 partidos, entre 1927 y 1941.

Los goleadores: El único que marcó cuatro tantos en un clásico fue Humberto Bravo (Talleres), el 25 de mayo de 1976 en Alberdi. Ganó Talleres 4 a 0.

Los romperredes: Miguel Romero (Talleres), 27 tantos en 41 partidos con un promedio de 0,65%. José Lazcano (Belgrano), 20 tantos en 21 partidos, con un promedio de 0,95%.

De a dos: Hay muchísimos jugadores que vistieron ambas camisetas: Amable López, Antonio Syeyguyl, José Reinaldi, Rogelio Cuello, Francisco y Claudio Rivadero, Rafael Pavón, Luis Galván, Omar Beccérica, Luis Cornejo, Javier Villarreal y siguen las firmas.

Grandes goleadas:
Belgrano 9 - Talleres 4, el 13 de abril de 1947. Belgrano 8 - Talleres 1, el 29 de noviembre de 1914. Talleres 7 - Belgrano 0, el 21 de mayo de 1950 y Talleres 7 - Belgrano 1, el 4 de agosto de 1963.

Rachas: Talleres, desde el 4 de julio de 1982 hasta el 16 de noviembre de 1996 no le pudo ganar a Belgrano. Pero ese día se destapó con un 5 a 0. 14 años, 4 meses y 12 días. Es récord mundial porque nunca antes ni después, un equipo de fútbol logró tamaña diferencia en la historia.

Extraído del libro “La Historia del Clásico cordobés”.



Comienza su participación en los nacionales

En 1968 Belgrano emprendía la novedosa aventura para Córdoba que significaba el campeonato Nacional. La participación de los celestes es asumida como una empresa del fútbol local, una suerte de esperanza que no pudo concretar el año anterior,  Racing de Nueva Italia. Para la multitud, que luego del partido que  Belgrano le ganó a Huracan de Corrientes por el regional y se volcó por todas las calles de Córdoba, ostentando banderas y carteles, la hazaña de Belgrano implicó el fin de una frustración (desde 1957 que no se coronaba campeón de la liga Cordobesa) y el comienzo de una ilusión. Belgrano llega a participar del campeonato Nacional mediante la obtención de Torneo Clasificación de la, entonces, Liga cordobesa de fútbol. La campaña no ofrece objeciones: 18 partidos jugados, 13 ganados y 5 empatados, con 40 goles a favor y 14 en contra.

¿Que era Belgrano? Un equipo con fuerza, eficacia, simpleza y agresividad. Jugaba un 4-3-3 flexible, donde el medio campo era el sector mas sólido del equipo. Lo integraban hombres de mediana estatura pero gran talento como: el Mingo Ceballe y Antonio Syeyyguil que contenían y generaban fútbol ofensivo, con el aporte de fuerza y temperamento de  Froilan Altamirano, que con 31 años era el veterano del equipo. Los marcadores centrales eran Cuellar y Luis López. Mientras que los laterales eran Brancamonte y Garay, dos hombres que tomaban bien las marcas, practicaban los relevos y sabían proyectarse en el ataque. El "palito" Mameli era  la carta de gol con la que contaba Belgrano en su primer nacional. El catamarqueño era acompañado por Dalombo, que se tiraba atrás para recibir, Cornejo   puntero derecho de gran velocidad y Alberto Licciardi, jugador polifuncional que trabajaba bien en el medio y llegaba con facilidad a la definición. En esa época comenzó a incursionar José Omar Reinaldi. Como suplentes se alternaban Marotta, Caballos, Palacios y Marsolli. La directiva celeste en ese momento gestionaba el concurso de estos jugadores: Videla de Racing; Saldaño de Bella Vista;  Leiva de Sportivo Belgrano y Montoya de Junior's. Hipolito Arraigada era el técnico, secundado por Justo Anibal Coria. Los preparadores físicos eran Atilio Corbalál y Jorge Díaz Otáñez- En el plano directivo, Francisco García presidía la institución y Alfredo Escuti estaba al frente de la subcomisión de fútbol.

Una indeleble burla del destino, un puñal traicionero que rasgó la tela de la ilusión, privó a Belgrano de Tutearse con los grandes del  fútbol en la fiesta dominguera, y se quedó de frac, en el cordón de la vereda porteña, con una lagrima de impotencia a modo de explicación.

Campeonato Nacional B 1986

Campeonato largo, larguísimo y desgastaste aquel Nacional B  ideado por AFA en 1986. Con partidos disputados más viajes costosos y varios equipos con afán de protagonismo. Y con un premio codiciado: dos ascensos para militar el siguiente año  en el Nacional "A".

Deportivo Armenio, ignoto representante de los equipos "chicos", rompe los pronósticos y se declara campeón del certamen con 50 puntos, al cabo de 37 partidos. Belgrano finalizo 5 en la tabla general, con 46 unidades, producto de 18 triunfos, 10 empates y 9 derrotas. Convirtió 58 goles y le señalaron 40. A Belgrano solo le quedaría una oportunidad, el octogonal, en el cual perdería en la fina contra Banfield por 2 a 0.

 

50.000 personas disfrutaron la revancha. (1991)

La historia volvía a encontrar a Belgrano y a Banfield en la final del Torneo Reducido. La casualidad los volvía a poner frente a frente - cinco años habían transcurrido desde aquella infortunada tarde en el sur bonaerense - . Tal vez, muchos de los presentes aquella fría tarde de julio de 1991, imaginaron que el destino les otorgaba una nueva oportunidad, y no podían dejarla pasar.

Belgrano, bajo la dirección técnica de Jorge Guyón, había vuelto a ingresar al Dodecagonal por el segundo ascenso a la máxima categoría, luego de luchar palmo a palmo y hasta el final del campeonato por el primer ascenso junto a Quilmes y al Atlético Tucumán; finalmente el equipo cervecero alcanzó la primera ubicación, Belgrano terminó tercero.

En primera instancia el celeste enfrentó a Central Córdoba de Rosario, equipo que había ingresado al reducido luego de disputar la Primera B Metropolitana. En Rosario empataron 3 a 3 (para Belgrano marcó Omar Herrera las tres veces).  Ya en Córdoba, todo se definió con relativa rapidez, fue 3 a 1 para el celeste que aseguró su paso a semifinales, instancia en la se enfrentaría con San Martín de Tucumán. 

El primer juego, jugado en el norte argentino, favoreció al local que venció por la mínima diferencia. La revancha, en el Chateau, alcanzó picos de dramatismo pocas veces visto. Belgrano arrancó en desventaja, igualando Gustavo Spallina minutos más tarde. Pero el empate beneficiaba al visitante que se resguardó en su arco durante largos pasajes del encuentro. Pero, la historia cambió en tiempo de descuento. Luis Sosa, de cabeza, le otorgó a Belgrano la posibilidad de ocupar un lugar en la final.

Enfrentaría a Banfield, que llegaba tras vencer a Atlético Tucumán 2 a 0 en Buenos Aires y por idéntico marcador en Tucumán. La ventaja, esta vez, favorecía al pirata que esperaba volver a primera división pagandolé al taladro con la misma moneda. La primera final terminó empatada en 1. Un zapatazo de Victor Heredia hizo delirar a las más de 8000 personas que se llegaron hasta el barrio de Banfield para intentar encarrilar el rumbo de una final que no se podía escapar.

En Córdoba, la semana siguiente fue atípica. Largas colas frente al Hotel Astoria (sobre la Av. Colón) para conseguir una de las 50.000 entradas disponibles y el clima que adquiría mayor temperatura según pasaban los días. 

El domingo 28 de julio amaneció nublado. Pocos fueron indiferentes a semejante fiesta: en las adyacencias del estadio gente llegada de toda Córdoba le puso color a una tarde opaca y fria, que con el correr de las horas adquirió calor y se puso a tono con la fiesta que se avecinaba. El estadio se convirtió en una inmensa masa celeste que recorría todo el anillo sin encontrar claros, la adrenalina le ganaba al pirata que no podía contener semejantes sensaciones difíciles de explicar.

Seguramente, la temprana ventaja alivió a la mayoría. Con Lucio Daniel Alonso como estandarte, Belgrano golpeó cuatro veces a Banfield (Alonso - 2 - , Herrera y Monserrat).  Toda la fiereza contenida durante cinco años, fue expulsada en el mejor momento. Con absoluta comodidad, Belgrano se adueñaba del lugar en primera división que le correspondía.

Esas 50.000 almas que poblaron el chateau nunca olvidarán tamaña alegría. Belgrano ganaba, goleba y gustaba ante el rival que le había robado el sueño años atrás. Ahora, la historia cambiaba de nombre. Belgrano inscribía el suyo con más fuerza que nunca, esa que contuvo por años y que un 28 de julio de 1991 pudo desterrar.

Volver a empezar (segunda parte - 1998)

Tras haber descendido de categoría en junio de 1996, el primer año de Belgrano en la divisional de ascenso transcurrió sin demasiados sobresaltos.  Con un plantel que intercalaba jugadores que habían surgido de las divisiones inferiores, más el aporte de aquellos que se habían quedado en la institución, el equipo cordobés se mantuvo, durante gran parte del torneo, en un lugar expectante. Sobre  final de campeonato, una racha adversa de partidos le imposibilitó al celeste mantenerse en lo alto de la tabla. Ascendendieron esa temporada a primera división Argentinos Juniors (campeón) y Gimnasia y Tiro de Salta (campeón del octogonal).

El segundo año en la B Nacional encontró a Belgrano como serio aspirante al título. Bajo la dirección técnica de Luis Blanco, se logró una primera fase importante que dejó al pirata bien posicionado de cara a la etapa final. Pero, Ricardo Rezza sería el encargado de dirigir el último tramo. Con jugadores clave como Guillermo Guendulain, Adrián Avalos, Luis Sosa, Luis Fabían Artime y Norberto Testa, más el aporte de juveniles como Cristian Carnero y David Cerutti se logró armonizar un esquema sólido y compacto que se mantuvo en la cima de las posiciones gran parte del torneo, accediendo a la final por el primer ascenso junto a Talleres. Una fortuita definición por penales, acercó a la máxima categoría al archirival.

Belgrano logró días después reponerse de semejante golpe. Luego de dejar en el camino a Banfield - otra vez - en semifinales, alcanzó la final junto a Aldosivi de Mar de Plata. El primer encuentro jugado en la provincia de Buenos Aires finalizó igualado en uno (Zacanti para el celeste). Una semana más tarde, Belgrano volvió a estar a un paso del ascenso. Esta vez la historia fue distinta. El equipo pirata se alzó con la victoria: Fue 3 a 1  ante un marco imponente de público que minutos más tarde ganó las calles de la ciudad. Belgrano estaba en primera una vez más. La historia lo puso en el sitial que mejor le cae



 
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